Mayo de 1896. Chicago, gran ciudad industrial, donde los obreros vivían en peores condiciones que los del resto de la Unión, constituía un poderoso foco de agitación revolucionaria y considerada el centro más importante del anarquismo en América.
En Estados Unidos, la lucha por la jornada de las 8 horas había adquirido extraordinaria fuerza. En 1873, a dos años de los sucesos de la Comuna de París, una nueva y tremenda crisis sacudía a Norteamérica, donde fábricas, talleres y minas reducen su actividad o cierran sus puertas, crece el número de desocupados y también las huelgas en las calles, donde la polícia arremete contra los manifestantes.
Bajo esta permanente presión, el gobierno americano votó el 25 de junio de 1868 por la ley INGERSOLL, en cuyo artículo primero establecía que la jornada de trabajo se fija en ocho horas en los locales públicos, pero los trabajadores continuaban laborando durante 11 y 12 horas diarias .En este contexto, el movimiento obrero agudizaba su combatividad.
En 1881 se constituye en Pittsburg la Federación Americana del trabajo que en su primer congreso se comprometió a conquistar la jornada de 8 horas desde el Primero de Mayo de 1886. La huelga iniciada ese día se extendía, la gran fábrica de máquinas agrícolas Cyrus Mac Cormink despidió a 1200 obreros, mientras que el 3 de mayo, 7000 huelguistas de ese establecimiento se concentraron en un mitin, una delegación de dirigentes obreros hablaba con los patrones y la polícia descargaba sus fusiles provocando 6 muertos y 50 heridos.
Un día despúes el mitin fue convocado para la Plaza Haymarket. Asistieron de forma pacífica unas 15 mil personas pero la polícia irrumpió con violencia, una bomba estalló en medio de sus filas matando a 8 agentes, se abrió fuego contra la multitud provocando una masacre.
Tiempo después se descubrió el origen patronal de la bomba. Se inició el proceso de Chicago y fueron detenidos los dirigentes anarquistas August Spies, Albert Parsons, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe, quienes fueron procesados en amañado juicio, con falsos testimonios y condenados a muerte.
El 11 de Septiembre de 1887 en el patio de la prisión fueron ejecutados Spies, Parsons, Fischer y Engel. Lingg se suicidó un día antes en su celda. La Suprema Corte despúes de una apelación había conmutados la pena de Schwab y Fielden por la de prisión perpetua, pero descubierto el engaño del proceso fueron puestos en libertad siete años despúes.
Los cuerpos de los cinco mártires de Chicago fueron depositados en el cementerio de Waldheim, sus féretros habían sido seguidos por las calles por una multitud de cien mil personas que entonaban himnos de trabajo.
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